El Día de los muertos, una reunión entre vivos y muertos, donde las lágrimas y el dolor son reemplazados por la alegría…
El martes 5 de noviembre, la madre de una alumna vino a clase para hablar del Día de Muertos en México. En efecto, durante este día, los mexicanos celebran este fiesta con costumbres muy diferentes de las nuestras.
El 31 de octubre, empiezan a preparar la fiesta. El día principal es el 2 de noviembre. Durante estos días, los mexicanos suelen hacer un altar para sus difuntos. En este altar, hay muchas flores dispuestas en el suelo que van a las puertas de las casas (para ayudar los muertos a entrar).
Al contrario de nuestra cultura, esta fiesta es un día muy feliz. La gente sale en las calles para bailar y compartir el evento con las otras personas de la ciudad. Es un pueblo muy unificado y que ve la muerte como una segunda vida y ve también esta fiesta como la oportunidad de encontrarse de nuevo con sus muertos.
Lo característico en estas fiestas es que se mezclan, por una parte, la religión católica, importada por los conquistadores y colonizadores, y, por otra, las creencias prehispánicas de las civilizaciones azteca y maya. Los aztecas, que ya dedicaban un mes entero a rendir homenaje a los difuntos, pensaban que sus muertos seguían viviendo en un lugar tranquilo llamado Mictlan y que volvían un día al año de visita a la tierra.
En el altar, hay fotos de los muertos, la bebida y la comida preferidas por los difuntos y objetos que les gustaban. Podemos ver también velas (ascensión del espíritu, símbolo de amor que guía a las almas al altar), calaveritas (de azúcar o chocolate, representan a los difuntos de la familia), una cruz (representa los cuatro puntos cardinales) . Además, decoran toda la casa con papel picado de colores (unión entre la vida y la muerte) e incienso (el paso de la vida a la muerte, aleja los malos espíritus). Hay muchas flores de diferentes colores : en efecto, las flores blancas significan el cielo, las amarillas, la tierra y las moradas significan el luto.